El valor de marca, el motivo y Beethoven

te lo cuento porque

Stieler, Joseph Karl: Beethoven mit der Missa solemnis Ölgemälde, 1819

En mi afán por sacar a la música de su tiesto conservador, de intentar llevarla a un público general y de su utilidad fuera de una vida de músico, no puedo dejar de hablar del genio de Beethoven, de su maestría con los motivos y de cómo éstos se han convertido en marcas tan poderosas que, después de más de 200 años son reconocidas en todo el mundo y fuera del ámbito musical.

Antes de meternos en materia, me siento en la necesidad de aclarar lo que es un motivo -que aunque muchos de los que leen estas líneas son músicos, no podemos olvidarnos de los paganos** que también se dejan caer por aquí- y por qué me parece relevante hablar sobre motivos musicales de hace dos siglos haciendo el paralelismo con el actual márketing digital.

Todo el mundo sabe lo que es una melodía -o tema, para los versados-. Es eso que silbas, tarareas o incluso te atreves a cantar cuando te embarga una emoción, normalmente júbilo, y que son las partes bien diferenciadas de una canción -o de una obra, si hablamos de música culta-. El motivo no es más que las partes de un tema que aún son reconocibles, que por sí solas tienen todavía un sentido rítmico, armónico, melódico o todos a la vez. Si bien Richard Wagner –el gran teutón1– fue un maestro definiendo leitmotivs, estos se refieren más a melodías aplicadas a personajes, lugares y emociones de sus kilométricas óperas y por lo tanto en realidad son auténticas melodías completas que se salen de la definición de motivo más clásica y escolar.

A lo largo de la historia de la música, muchos compositores nos han brindado con motivos famosos, reconocibles y que hacen que mucha gente sea capaz de identificar una obra completa sólo escuchando apenas un par de compases. Ejemplos tan conocidos por músicos y paganos** como los primeros compases del último movimiento de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak, primeros compases de la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart, cualquier compás de El Vuelo del Moscardón de Rimsky-Korsakov (aunque este es parte de una ópera a la que nadie hace referencia), del solo de fagot inicial de La Consagración de la Primavera de Stravinsky… Pero desde mi punto de vista no ha habido un mejor exponente de la esencia del motivo, y del valor de su propia marca, que el comienzo de la 5ª Sinfonía de Beethoven.

Motivo de la 5ª de Beethoven | Concertgebouworkest
Portada de la partitura de orquesta

Ya han pasado casi 250 años desde que a Beethoven se le encendiera la bombilla con este motivo, y que lo ha convertido en uno de los más reconocidos dentro de toda la música occidental. De hecho, no se le encendió la bombilla, sino que este motivo es el fruto de un incansable esfuerzo por encontrar una manera sorprendente de comenzar una obra tan larga para su momento, y que mantuviera cautiva la atención de su público -que en aquella época era un público salvaje y crítico, no como hoy que se aplaude cualquier cosa-.

Y no sólo por el motivo musical ha sido recordado. Es uno de los únicos motivos musicales que se le reconoce también por su eslogan: «Así llama el destino a la puerta», y que dio el sobrenombre de Sinfonía del Destino a esta obra. Gran idea para completar el márketing que tuvo el secretario y biógrafo del propio Beethoven, Anton Schindler, y que hoy en día se podría considerar como una idea millonaria que pasaría a los anales históricos de cualquier agencia de publicidad que se precie. Aunque también es cierto que, como hablamos de hace más de 200 años, es posible que todos estos argumentos hayan sido inventados a posteriori, ya que según relatan historiadores, el señor Schindler era nada más que un oportunista que supo ver las bondades de una buena relación ficticia con el señor Beethoven.

Lo que sí que es cierto es que Beethoven, con una sordera ya prominente y pensando más en su muerte que nunca, esbozaba partes de esta sinfonía mientras redactaba su testamento, inspirado quizá por ese Destino que le llamaba y que él pensaría que no tardaría mucho en llegar.

Motivo reducido del comienzo de la 5ª Sinfonía

Como dejé intuir antes, este motivo no es una parte de genialidad puntual y divina sino algo muy trabajado por Beethoven. Una de las características más importantes de este motivo y que le da forma a toda la sinfonía es la reiteración e incluso repetición de la estructura motívica a lo largo de los cuatro movimientos, como un elemento claro de cohesión, que busca unificar una idea que se prolonga durante un tiempo, para la época, muy extendido, y que le daba al público las pistas para no perderse entre tanta música.


Pero, ¿dónde están las claves para que todo esto que cuento tenga sentido como marca?

Para empezar, este motivo tan característico se genera gracias a varios factores, la experiencia como compositor y la búsqueda de algo impactante. Se sabe mediante el análisis musical que Beethoven se inspiró en muchas obras, propias y ajenas2, a la hora de abordar la composición de esta sinfonía y que no era un compositor que estuviera satisfecho con el primer borrador de su obra, era un trabajador esforzado y empeñado en crear algo único.

La sencillez del motivo lo hace universal, ya que armónicamente son sólo unas cuantas notas pero, la relación entre ellas es la que lo diferencia del resto.

Forma parte de un todo y a la vez, es la parte que le da significado a ese todo. Toda su sinfonía está compuesta en base a este motivo, y es esa sensación de coherencia la que le otorga ese valor añadido que lo hace ser diferenciador del resto. Al ser el motivo principal, en toda la obra se recurre a él, con lo que siempre queda en la memoria más inmediata del oyente, que se va a su casa tarareando este motivo sin apenas entender por qué.

Coherencia, sencillez, recurrencia e inspiración son, para mí, las claves para crear una marca con valor que se pueda diferenciar del resto de ruido que existe hoy en día. Qué mejor ejemplo que una marca que perdura después de más de 200 años, y que nos hace recordar que en esta vida ya está todo inventado, que la publicidad es simplemente cíclica y que debajo de una gran marca hay mucho trabajo, mucho ensayo y error y poco azar.

** De nuevo, es simplemente el término para referirnos a los que no tienen ni idea de música, algunos con interés y ganas de aprender y otros con vanidosa ignorancia.

1 Término acuñado por mí mismo.

2 Trío para cuerdas Op.3, Sonata para cuatro Manos Op.6, Sonata para piano Op.10, Cuarteto Op.18, Concierto para piano nº3, diversas obras de Haydn y sobre todo la Fantasía KV475 de Mozart, por citar algunas.

Una respuesta a “El valor de marca, el motivo y Beethoven”

  1. Avatar de Concha
    Concha

    Alucinante para una “profana” como yo. Cuánto “ motiv” hay detrás de una creación.

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